A REYNOSA
Le debo a
esta tierra tantas cosas, que en esta gloriosa fecha de su fundación, me uno a
su homenaje, aplaudo su buenaventura y despliego los manteles más vistosos y
bordados con que cuenta mi gratitud, para festejar con todos la enorme satisfacción
de ser parte de su gente. Permíteme Reynosa, ofrecerte humildemente estas
palabras, escritas con el afecto y cariño de uno más de tus hijos:
Son para tí
los versos que describen
el
sentimiento vuelto nardo y rosa,
mi gratitud,
que de rima hoy se viste
y los verbos
que evocan a Reynosa.
En tí se
conjugaron los espacios
que hicieron
a mi infancia placentera;
cómo no
recordar la calle Hidalgo
y a lo largo
del Bravo su ribera.
Tu plaza
principal dejó en mi mente
esa magia que
el tiempo no destruye,
y a mi alma
iluminó con luz celeste
tu magna
catedral de Guadalupe.
El mercado
Zaragoza es testigo
de su gran
colorido que pasmaba
a mis ojos
absortos, que de niño,
admiraban sus
trompos y guitarras.
Tu estación
del tren jamás se olvida,
aunque pasen
y pasen primaveras,
cuántos cines
supieron de mi risa
cautivando,
de más, mi edad primera.
Al compás de acordeón
y bajosexto
escuchaba tu
voz acompasada
y tu aroma
paseaba entre mis dedos
con tortillas
de harina y carne asada.
Tú me viste
cantar a la ventana
serenatas de
amor bajo la luna,
mientras
besos te daba la alborada
y abrazos te
ceñía el Anzalduas.
Vive en tí la
playita de tu río
y el trinar
de los pájaros en vuelo,
tu laguna que
arrulla con sus grillos
la noche
adormecida de tu cielo.
Eres fuerza
mecida por el viento
en cálida
ventisca que calcina
palmo a palmo
los poros de mi cuerpo
en las tardes
de sol y algarabía.
Y el blanco
que tirita cuando hiela
y adorna con
cristales tus mañanas,
eres soplo
que quema y que congela;
intensa como
el rojo y la campana.
La colmena
que labra sin descanso
y forja con
sudor una esperanza;
tú abrigas,
en la brega, con tu manto
a todos los
que llegan a tu casa.
Y aunque
lejos nací de tu semilla
enraizaste en
mí el nombre de Reynosa ,
porque el
sorgo es de donde el tallo espiga
y la nube es
de donde su agua moja.
Fue en tí que
distinguí el dulce acento
de la clara
palabra de mi madre,
quien me
enseñó a creer en el eterno
y me guió de
su mano por tus calles.
En tu suelo
crecí con el ejemplo
de la grata
presencia de mi padre,
quien me dijo
que el hombre verdadero
mide con su
palabra lo que vale.
Bendita tierra
donde fui tejiendo
mis sueños
como verde enredadera
y conocí el
amor bajo tu cielo
y en tu noche
me enseñaste las estrellas.
Cómo no he de
quererte si en tu huerto
nacieron de
mi sangre los rosales,
mis hijos,
que son fruto de tu suelo
y pedazos de
mi alma y de mi carne.
Cómo no
agradecerte si tu aurora
me ha visto
despertar de enero a enero,
es por eso
que tú eres mi Reynosa,
el rincón de
la patria que venero.
¡ Lanza en
voz de tu fiel Refinería ! ,
¡ el sonido
que antaño pregonara ! ,
y al son de
su sonora melodía
¡ diles tú
que Reynosa baila y canta !.
¡ Que la
fiesta en tu nombre se levante !
¡ y en tu
kiosco la banda nos deleite !,
quiero ver
muy cerquita tus bailables
¡ que me
enchinan la piel con el querreque !.
¡ Y que suene
tu música norteña !
¡ y te vista
tu feria de colores ! ,
¡que la vida, en tus rumbos, nos enseña !
¡ a cimbrar
de emoción los corazones !.
¡ Para tí que
redoblen los tambores !
¡ y que
toquen a diana las trompetas ! ;
¡ que hoy te
rindo, Reynosa, los honores !
¡ con
ofrendas de rosas y guirnaldas !.
Y cuando
venga… lo que siempre llega…
quiero tranquilo dormir en tu regazo…
descansar en
paz bajo tu tierra…
y que me
cubra… tu cielo …de alabastro.
PROFR. SALVADOR RAMIREZ
BRAVO
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